viernes, 20 de abril de 2012

En búsqueda de una prevención automotivada y autogestionada (de adentro hacia afuera y no de afuera hacia adentro).


Como se sabe, existen muchos programas de prevención en VIH y se han hecho muchas campañas de información para prevenir el contagio de las ITS. Nuestra propuesta tiene una particularidad: proponemos una campaña autogestionada, no impuesta por un tercero, dándole un carácter automotivado. Cuando el interés por el autocuidado proviene desde el mismo individuo en cuestión, éste posee mayor valor, poder y estabilidad  a que si fuese gestionado desde el exterior y, como ocurre muchas veces, operando desde el miedo.

Estamos hablando de un mayor poder del sí mismo, un hacerse cargo, de un sentirse dueños de la facultad decidir libre y conscientemente, lo que es muy superior a actuar evitando lo negativo (el contagio, en este caso). Es aquí donde brota la importancia del autoconocimiento, conocer quién es ese “sí mismo” al que quiero darle poder. Para ello debemos usar el método de la auto-observación y estudiar qué es lo que ocurre dentro de cada uno: ¿Qué es lo que pienso?, ¿Qué es lo que quiero?, ¿Qué estoy haciendo?, ¿Por qué lo estoy haciendo?. ¿Cuántas veces nos detenemos a hacernos estas preguntas? y cuando lo hacemos ¿Sacamos real provecho de ello?

Desde el pensamiento metafísico en la Grecia antigua, hasta nuestros días, se le ha dado un poder sobredimensionado a la razón, otorgándole el valor de ser el único camino válido para hallar la respuesta a cualquier interrogante, por ende, habitamos la mayor parte del tiempo dentro del mar ondulante de nuestros pensamientos, quedándonos muchas veces con más preguntas que respuestas. Sin embargo, hoy sabemos que la razón más bien corresponde a uno de otros tantos caminos. Frente a esto, proponemos una invitación a introducirnos en el camino del autoconocimiento por medio del estudio de nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo es fuente fundamental de conocimiento: él nunca nos miente. Durante este sábado, trataremos algunas claves para estudiarlo y descifrar su lenguaje.

Por otra parte, la primacía del pensamiento cristiano en la cultura occidental nos ha conducido a olvidar que el cuerpo forma parte de nuestro ser, concibiéndolo más bien como “casa” del alma, o incluso – con una connotación negativa- como fuente de tentación (!). Queremos ir más allá de este postulado, buscamos una reconciliación con nuestro Ser en completitud, es decir, incluir al cuerpo cuando decimos “yo soy”, reconciliarnos con nosotros mismos, al fin y al cabo. ¿Cómo podemos hacer esto? Primero debemos observarlo, sentirlo, escucharlo. 

En nuestro segundo encuentro activamos el sentir físico del cuerpo mediante el movimiento, luego dedicamos un tiempo a sentirlo, a sentirnos. Se hizo después un ejercicio de imaginería, en donde nuestro cuerpo expulsaba a dos animales (nuestros dos aspectos primarios del Ser, en esos momentos). Con este ejercicio, pudimos acercarnos a las fuerzas internas que habitan nuestro Ser, dándonos la posibilidad de reconocer conflictos internos, potencialidades, herramientas, temores, etc.

En la tercera sesión trabajamos con el cuerpo “en relación con un otro”. Abrimos un espacio donde no mediaban palabras, miradas ni gestos, simplemente el sentir por medio del cuerpo en contacto con otro, una nueva forma de comunicación, más directa, más íntima, más verdadera, más sentida…hasta con intercambio y equilibrio de energías!! Qué bien que hayan sido conscientes de ese fenómeno! J

Estamos abriendo un espacio de autoconocimiento, de contacto con esa parte de nuestro Ser que se suele dejar olvidada: la experiencia de la corporalidad. Dentro de este espacio aprenderemos a conocernos a través de él; para ello lo pondremos a prueba en distintos escenarios, lo someteremos a ejercicios de distintos tipos (algunos tradicionales, otros no), dentro de un contexto de confianza y acompañamiento. Esa es la invitación. Sentir. Sentir lo olvidado, recordar quiénes somos, tomar consciencia de los motivos de nuestro funcionamiento, tomarnos, aceptarnos y empoderarnos. Respetarnos y hacernos respetar, querernos, recordarnos, valorarnos, cuidarnos, prevenir. Pero por sobretodo: AMARNOS CON REAL CONOCIMIENTO DE LO QUE ESTAMOS AMANDO.

Un abrazo lleno de fuerza y cariño. Hasta el mañana.

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